Dime, agonizante, que tiene el cielo que no tenga yo
le preguntaron al niño mientras vaciaba de alquimia su trémulo corazón.
Todas las razones que tengo de alcanzarte,
todas las razones que tengo en la vida para olvidar el pecho al que disparo, 
todas las razones que tengo para amarte
todas las razones del fuego y la lógica de un duelo en el centro del huracán,
todas las razones que tengo para precisamente no tenerlas.
Todas llegan mudas a una tímida pineal, que se escurre de tu nuca, entre tu espalda que es mi mano y mi boca que es de nadie.
A otra le preguntaron por las nubes que cuando niña dejó amarradas a su cadera,
la hacían ver mas claro, desde el rezo del abismo a la tierra húmeda
que tenías la suerte de una pluma caída del Vimana
que tenías la mirada de todos los siglos, de todos los senderos, de todas las palabras.
Dime, agonizante, que dijo la luna que quiere saber de mi?
[...descendí como una gota en la paz sulfúrica...]
De alguna manera odio (a modo personal) al mentiroso aburguesado de Neruda, por un dejo de egocentrismo propio de él, dizfrazado de perlas de humildad y blablablá. Raúl Zurita plantea algo interesante respecto al trabajo del difunto: se dice que Neruda poseía intrínsecamente la capacidad propia de ''abrazo'', de entender el idioma del inconsciente, salirse del cuerpo y hablar como sus muertos, ser de nuevo el antepasado original poseído por convicción poética y divina, de las tintas en las hojas de papel.
PERO (y quizás, gracias) la antipoesía plantea ésta ves que rara y estrepitosamente se puede, a modo consciente, ser intérprete de ancestros, o algún país o algún tercero; siendo que, y como creo entiende Zurita, se debería entender desde el inconsciente al consciente, que la vida es un suceso inmemorial y eterno, que no empieza ni termina, que es, que somos todo, que fuimos todo, que tenemos dentro de nosotros mismos la verdad universal de la existencia e inexistencia y que por ende, Neruda se mintió y le mintió a la poesía a modo inconsciente, pero dentro de esa mentira se guarda incluso hasta hoy la verdad de la manifestación sincera de la poesía: creer.
Entonces Zurita dice algo así, como lamíendole una bola a Neruda, pero sin comprarle tanto: ''Lo maravilloso es darle la oportunidad de volver a manifestarse a todos aquellos que nos han precedido, que vuelvan a tomar voz, cada vez que se escribe, que veo algo, son los muertos que terminan en mi, quienes también vuelven a mirar, nadie habla por si mismo''.
Entender entonces la vida como como la poesía en su máximo esplendor, que no olvida, la resurrección es permanente, en cada segundo, todo es muerte y todo es vida, la repetición es palabra sagrada en el universo. Escribir es despojarse para que hablen los muertos a través de un cuerpo impulsado por el papel. Yo no hablo de mi, yo hablo por todos, todos hablan por mí.
Se debe comprender el habla como manifestación de la propia lengua, ya que la lengua habla a través de nosotros. Saberse canales y celebrar este poético milagro.
[...más abajo en el oro de la geología, como una espada envuelta en meteoros, hundí la mano turbulenta y dulce en lo mas genital de lo terrestre...]