14/12 conguillío

Las montañas eran dioses y corrían hasta el cielo, celosas del coloso.
Y el hombre temía, temblaba en este gesto mas puro de emerger,
pero el hombre era curioso y el fondo de su horizonte no podía ser ya único.
Se conquistó la cresta y la nube verde se dejó domar.
Pero que inconsecuente es el sol en el despido,
que se deja un gusto amargo en este volcánico silencio.


La demencia sería bandera de no querer ser con el frío de la cima en esta hora, siendo lluvia y quemándose entero. 

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